El director y guionista de la película ‘Delicioso’ Eric Besnard ha señalado que “los restaurantes son una invención política”, durante el coloquio posterior al preestreno del filme en los Cines MK2 Palacio de Hielo de Madrid. La charla se retransmitió en streaming en 26 salas de 19 ciudades de toda España dentro del Proyecto Viridiana, que nace con la finalidad de acercar el cine europeo a la sociedad.
La película, premiada en el Festival de Cine Francés de la República Checa y en el Festival Internacional de Cine Francófono de Tubinga, se estrena en salas hoy miércoles, 5 de enero.
‘Delicioso’ sitúa al espectador en la Francia del siglo XVIII. El prestigio de una casa noble depende sobre todo de la calidad de su comida, todavía un privilegio de la aristocracia. Cuando el experto cocinero Manceron es despedido por el duque de Chamfort, pierde el gusto por la cocina. De vuelta a su región, el encuentro con la misteriosa Louise le ayuda a ponerse de nuevo en pie. Queriendo vengarse del duque, deciden crear el primer restaurante de Francia y del mundo.
Besnard ha comentado que durante el rodaje de ‘Delicioso’ empezó a pensar sobre los restaurantes como invención política. “Y el covid ha intensificado más este pensamiento”, ha remarcado. Desde su punto de vista, “no es coincidencia” que los restaurantes surgieran en el Siglo de las Luces, justo antes de la Revolución Francesa. “Un cocinero en el siglo XVIII era un lacayo. Es un hombre que viene de una casta inferior que y transmite su subjetividad al mundo. Un restaurante es un lugar donde compartir, donde todos valen lo mismo. Es muy democrático decidir si uno vuelve o no vuelve”.
“Hay un paralelismo evidente entre el siglo XVIII y nuestra época. La cocina era un marcador social. El XVIII era una sociedad de apariencias, los nobles se aburren, ya no tienen un papel político. La cocina, la manera de vestirse, las pelucas… eran una forma de mostrar su nivel. También la franja entre ricos y pobres era cada vez más amplia. Aquí se puede ver otra comparación con nuestra época”, ha argumentado.
Al ser preguntado durante el coloquio sobre si la nueva tendencia gastro es un reflejo de la aristocracia, Besnard ha confesado que prefiere un plato “sencillo” a uno “de diseño”. “No niego la calidad y lo artístico de la cocina, pero ese paralelismo con la moda… Los cocineros se han convertido en los maniquíes de antes. Son el sujeto de un estudio sociológico apasionante. No hay nada comparable a la evolución del reconocimiento social que hay hacia los cocineros en los últimos 50 años. Hace medio siglo, los cocineros no estaban reconocidos, actualmente son dioses, firman autógrafos. No estoy seguro de que esto siempre sea reflejo de sus comidas. Pero es un reflejo de la sociedad de las apariencias. Una película histórica no tiene sentido si no está conectada con la actualidad”.